Crisis postelectoral en Venezuela. ¿Qué hacer a nivel regional para mitigar sus efectos?
Las escandalosas acusaciones de fraude electoral y la feroz respuesta por parte de Nicolás Maduro a esas acusaciones, hechas a través de diversas manifestaciones legítimas, debemos tener en el radar, que una de las consecuencias es que resultará en otra ola migratoria, al tiempo de consolidar a Venezuela como centro regional del crimen.
Loa anterior; es porque entre otras cosas, el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, se mantiene principalmente gracias a la represión y a los ingresos de os diversos negocios ilícitos, incluyendo el narcotráfico.
Maduro posee fondos en paraísos fiscales y en países aliados como Turquía, Rusia e Irán y esta vasta red de corrupción, mueve dinero a través de más de 30 países.
Por otra parte; el desorden en las fronteras de los países de América latina y la profunda división, además de una debilitada coordinación entre los países vecinos de la América septentrional y de estos con el resto de los países del continente, en materia de una gestión adecuada de las migraciones ilegales, han creado una vulnerabilidad que es fácilmente explotada por actores hostiles.
En ese sentido; millones de venezolanos saldrán de su país tras los resultados revelados por las autoridades electorales en Venezuela, que señalan al oficialismo como el triunfador de los comicios, a pesar de que la oposición y los ciudadanos insisten en el fraude.
Según una encuesta de ORC Consultores, publicada antes de los comicios, más del 18 % de los encuestados consideraba abandonar Venezuela si el oficialismo continúa en el poder. Es decir, que cerca de un millón de personas podrían migrar en el mediano plazo.
Esta nueva ola migratoria va a generar en tres focos rojos, al corto plazo veremos la salida de la población venezolana que viajó hsata Venezuela para participar en los comicios electorales que, obviamente, por el resultado y la violencia que va creciendo, va a salir incluso con algunos familiares y amigos o acompañantes más que con los que llego a Venezuela y básicamente porque se siente que no hay esperanza y porque naturalmente, ellos, nunca se habían planteado realmente quedarse en Venezuela, sino ir solamente a participar delos comicios electorales.
La dinámica en materia de educación en Venezuela es compleja y esto le pega a la población más joven ya que no tienen posibilidades de acceder a una oferta educativa que le permita construir un proyecto de vida y posteriormente fuente de trabajo bien remunerado realizando las actividades por las cuales estudió y, en ese orden de ideas, pues van a salir grandes grupos de jóvenes que quieren construir un nuevo futuro que simplemente en Venezuela no lo ven venir.
También se prevé durante los próximos meses, que muchos venezolanos que viven en Canadá, Europa, México, Colombia, Perú, Chile, Ecuador e, incluso, en los propios Estados Unidos, van a sacar a sus adultos mayores mientras se estabiliza la situación con la finalidad de que puedan tener mejores condiciones de salud y acceso a medicamentos.
Las personas que al final acaban ejerciendo un movimiento migratorio por vías no legales y seguras, lo hacen porque no hay otra opción, y en ese sentido, las mafias, por otro lado, lo que hacen al final, es ofrecer lo que no ofrecen los Estados, vías para la migración, algo que no sucede.
Este círculo vicioso, no podría existir sin que algunos gobiernos provoquen de forma deliberada estos movimientos migratorios con la intención de obtener algunos fines políticos concretos, representando así una nueva forma de ataque híbrido contra la soberanía de otro país, una guerra híbrida, es la guerra fuera de la guerra y las nuevas guerras híbridas usan el agua, el hambre y la migración como armas. Por lo tanto; se debe diseñar una estrategia supranacional que impulse el trabajo legal y político para crear los mecanismos oportunos para responder a estos ataques híbridos y se trabaje de manera conjunta e interagencial en las fronteras.
¿Qué hacer ante esta mirada sobre la migración como arma en una guerra hibrida? ¿Se debe apostar de manera cada vez más abierta por la militarización fronteriza y en ese sentido, como evitar que la estrategia de seguridad y defensa se aleje de cualquier paradigma de derechos humanos?
Es una realidad que el fenómeno migratorio y estos grandes flujos, han sido utilizados por Estados que, al no poder obtener acuerdos económicos o políticos bajo los lineamientos de la comunidad internacional y su orden actual, empujan sus agendas convirtiendo a la persona en movilidad en estas amenazas híbridas, por lo que las amenazas híbridas migratorias son una preocupación directa y legítima de los Estados afectados y no se puede plantear, simplemente, el concepto de nuevas amenazas, seguridad humana o amenazas multidimensionales, cuando es claro y se está observando, que esas amenazas están combinándose con las fuerzas políticas de los Estados y con el uso de los actores militares clásicos.
La amenaza híbrida de la migración es un concepto prácticamente nuevo en el estudio de Seguridad y de Defensa; no obstante, el hecho de ser analizado desde una mirada ampliadora de la seguridad lo ha relegado a un sentido todavía controversial, por lo tanto es importante estudiar el fenómeno, adicionalmente, plantear acciones preventivas y estudios prospectivos ante posibles usos de este tipo de accionar entre los países.
La asimetría y la falta de convencionalismo, que son las características distintivas de las guerras híbridas, no implican un impacto bajo para los mismos medios empleados. Las guerras híbridas pueden matar, y de hecho lo hacen, porque quienes las sufren a menudo subestiman su letalidad.
“Quien conoce al enemigo y se conoce a sí mismo; disputa cien combates sin peligro”.
“Quien conoce al enemigo; pero no se conoce a sí mismo, vence una vez y pierde otra”.
Pero; “Quien no conoce al enemigo, ni se conoce a sí mismo, es derrotado en todas las ocasiones”.
La ignorancia a la que aludía Sun Tzu que narra en su libro El Arte de la Guerra, tiene un equivalente igualmente perverso en la sobrevaloración de las fortalezas propias y la subestimación del adversario, ambas son el camino más directo al fracaso, pero, también afirma…”Resultará vencedor; quien disponga de un estratega competente y de un soberano que no interfiera en los asuntos militares”. En México como en otros países de América Latina, la interferencia que se experimenta en la dirección de las operaciones por parte de sus soberanos, es permanente y determinante, por lo que si el mando político, no fija nítidamente el estado final deseado y los plazos para alcanzarlo, difícilmente el mando estratégico podrá desarrollar un planeamiento adecuado y por lo tanto, al no existir una estrategia nacional y mucho menos de cooperación conjunta e interagencial a nivel internacional, las instituciones de seguridad civiles y militares no pueden disponer de un objetivo definido, decisivo, alcanzable y medible, así que difícilmente sabrán dónde situar el éxito estratégico. Luego entonces; al ser un problema global, la solución debe darse a través de una estrategia internacional, porque jamás podrán vencer al enemigo con las mismas estrategias de siempre y de manera aislada y unilateral.
El tema es complejo; porque si por un lado, las autoridades limitan el trabajo conjunto interagencial entre varios países, para combatir una amenaza que los está afectando, por defender ideales sobre la soberanía territorial, el crimen organizado trasnacional aprovecha esas viejas ideologías para introducirse a cualquier lugar, ya que ellos no respetan territorio, fronteras, ni ley.
De esta forma; los países u organizaciones que deciden atacar a otro Estado por medio de la guerra híbrida, no tienen como objetivo la ocupación de dicho país, sino la instauración de un gobierno afín a sus intereses y que responda a ellos, lo hacen en los momentos clave, impulsando escenarios de inestabilidad, el cual aumenta su potencial, en tiempos preelectorales y en plenas campañas de elecciones y este, es un escenario nuevo en el que incluso, Estados Unidos, se enfrenta a diversos ataques de esta naturaleza en su propio territorio, frente a una incertidumbre mucho mayor que en otros momentos históricos rumbo a las elecciones de noviembre de 2024.
Por ello; América Latina, nos guste o no, es el laboratorio de la guerra híbrida, un tema que hasta ahora se venía viendo como una hipótesis que, si bien es tenida en cuenta por las fuerzas armadas, no es así por los políticos y la ciudadanía en general.
De acuerdo a la doctrina de la debida diligencia, si un Estado o varios Estados, emplean actores no estatales contra otro Estado o Estados, incurriría en responsabilidad internacional, toda vez que la guerra híbrida, está prohibida en derecho internacional, la cual utiliza toda clase de medios y procedimientos, como la fuerza convencional o medios irregulares (insurgencia, terrorismo, migración, crimen organizado o la delincuencia común, narcotráfico, cibernética), por lo que se trata de un nuevo tipo de guerra que da por superada la guerra asimétrica (ejército regular contra fuerza insurgente) y que tiene la ventaja de que el agresor puede evitar que le atribuyan el ataque.
En ese sentido; las elecciones presidenciales venezolanas del pasado domingo 28 de julio de 2024, colocaron a la nación sudamericana en el centro del huracán global y lo que más zozobra y suspicacias ha generado entre propios y extraños, es el tema de la demora en la publicación de los resultados y de la ausencia, de momento, de las ya mundialmente célebres “actas”.
Cabe recordar, en primer lugar, una denuncia que pasó desapercibida: en la jornada anterior a la votación, el gobierno denunció un intento fallido de cometer un sabotaje eléctrico en la subestación de Ureña, en Táchira, que habría producido una interrupción crítica de la electricidad en varios estados a horas de abrir los centros de votación, posteriormente en los días siguientes, el CNE denunció otro ataque, en este caso cibernético, contra el sistema de transmisión de datos. ¿Un ataque del exterior, un ataque de la oposición en contra del gobierno o un autoataque? Algo inquietante es que el régimen de Nicolás Maduro podría estar buscando anular las elecciones del pasado domingo, donde hay múltiples señalamientos de fraude electoral y el argumento sería usar por supuesto, el supuesto “ataque cibernético” para organizar nuevos comicios. El ataque referido por Maduro se trató de un DOS (Denial Of Service – Denegación de Servicio) realizado desde la República de Macedonia del Norte y el cual consiste en saturar las redes con una enorme cantidad de tráfico espurio para evitar se logre transmitir la información. No se trataría de un hecho inédito, sino que el DOS es un tipo de ataque habitual que incluso se ha registrado también en otros países, como sucedió en Hong Kong durante las protestas de 2019, o también contra grandes y robustas empresas como Telecom o Amazon.
Venezuela se queja de que está recibiendo ataques híbridos, pero al mismo tiempo el aumento exponencial del fenómeno migratorio desde Venezuela hacia Estados Unidos y otras partes del planeta, también forma parte, en una medida nada desdeñable, de una clara estrategia de guerra híbrida que Maduro ha puesto en marcha en los últimos años.
Por lo que de igual que se dieron cuenta de que los ciberataques formaba parte de este enfrentamiento global; también deberían darse cuenta de que la inmigración descontrolada y continua, sumada a la crisis de seguridad, violencia y a la crisis económica y social venezolana, se convierte en una forma de golpear a los países más expuestos, en primer lugar los vecinos y luego los demás países de tránsito y receptores de esas olas de migrantes.
Ahora vemos que las guerras son híbridas, pero la guerra y lo híbrido están en constante cambio ¿Qué esperan los gobiernos afectados para cambiar de estrategia y realmente empezara a conocerse a sí mismos, conocer al enemigo y en consecuencia, disputar cien combates sin peligro?
Tomando en cuenta lo anterior, se hacen necesarios los programas de cooperación regional en defensa, inteligencia, justicia y seguridad pública entre los distintos países afectados, toda vez que la cooperación multilateral en materia de seguridad y migración puede generar respuestas que aborden la complejidad de estos procesos, al mismo tiempo, se debe garantizar la prevención, detección, investigación, sanción y reparación efectiva de abusos a migrantes. Además, deben implementarse mejoras en la comunicación y tecnologías de información; reforma policial y del sistema penitenciario; así como mejoras en los sistemas de inteligencia.
Un enfoque integral como este debería de tener prioridad; esto implicaría avanzar en el tema de la corresponsabilidad y reducir los niveles de desconfianza. La gestión y la cooperación es fundamental para definir una estrategia común y eficaz, que genere impactos en la reducción sustancial de los diversos ataques híbridos, por lo que los retos para solucionar la problemática actual en las fronteras son enormes e involucran a una gran cantidad de actores y las oportunidades de una mayor y mejor colaboración son también evidentes, sobre todo ahora que algunos países de la región y en particular México y Estados Unidos en donde se concentra la gran mayoría de migrantes tratando de pasar a suelo estadounidense y en donde estos dos países que comparten una enorme frontera estarán en el año 2025 iniciando una nueva fase en su configuración política derivada de procesos electorales de este año 2024. El futuro de éxito para implantar una nueva estrategia, dependerá de la voluntad de los gobiernos de la región, recordando que los principales problemas en materia de seguridad fronteriza sólo podrán abordarse a través de la cooperación de los países involucrados, con independencia de que se resuelva la crisis electoral y política de Venezuela o cuánto tiempo se lleve para estabilizar el país sudamericano.