Implicaciones del conflicto armado de Estados Unidos contra los carteles de la droga narcoterroristas
Para que puedan existir Carteles Mexicanos y otras organizaciones del crimen organizado trasnacional que trafiquen drogas en Estados Unidos; requieren de alianzas con carteles gringos, esto es un circuito bien organizado, si analizamos que el Departamento de Justicia de Estados Unidos en su investigación “Estrategia contra los Cárteles Domésticos”, en el que enlistó a varias bandas que son independientes a las agrupaciones mexicanas o colombianas pero que sí tienen nexos con ellas, porque les compran la droga sin ningún tipo de exclusividad, y si también analizamos la información estadística estadounidense del año fiscal 2024, que señala que cuatro de cada cinco narcotraficantes condenados en Estados Unidos son ciudadanos estadounidenses, según datos actualizados de la Comisión de Sentencias de Estados Unidos, podríamos ver el otro lado de la Moneda, es decir, la demanda.
Los ciudadanos estadounidenses representan el 78 % de los infractores 9,362 de 12,004 condenas a nivel nacional; es decir, en otras palabras, los estadounidenses predominan en todas las condenas por tráfico de drogas, no solo por fentanilo, es decir, los ciudadanos estadounidenses siguen siendo la clara mayoría de los condenados por tráfico de drogas.
Esto es porque las organizaciones de narcotráfico extranjeras contratan a ciudadanos estadounidenses porque tienen garantizado el derecho de entrada a Estados Unidos y están sujetos a un menor escrutinio en los puertos que las personas sin ciudadanía.
Lo anterior; es particularmente importante para el tráfico de fentanilo, que es tan potente y al mismo tiempo tan diminuto, que puede ocultarse fácilmente y a pesar de venderse al menudeo en pequeñas cantidades, se transforma en ganancias enormes para estas organizaciones.
Entre 2018 y 2024, los ciudadanos estadounidenses representaron 3,058 de los 3,874 traficantes de fentanilo condenados en los distritos fronterizos suroeste (78,9 %).
Derivado de lo anterior; no es sorprendente que, dada esta distribución demográfica, la gran mayoría del fentanilo se incaute en los puertos de entrada legales, no entre los puertos por donde las personas cruzan ilegalmente.
Entre el año fiscal 2015 y 2025, el 85 % del fentanilo se incautó en los puertos de entrada y un 4 % adicional, se incautó en los controles vehiculares en las carreteras después de los puertos, solo el 11 % fue incautado por la Patrulla Fronteriza y muchas de estas incautaciones también se debieron a controles vehiculares.
En ese sentido; la mitad del territorio estadounidense está invadido por actividades de tráfico que operan los grupos delincuenciales domésticos apoyados y suministrados por extranjeros, por lo que podemos afirmar que hay operación de facciones con características de cárteles domésticos en 27 estados del territorio estadounidense.
Según la información de las autoridades locales, Los Hermanos Pistoleros Latinos, el Sindicato de Nuevo México, Los Carnales, Latin Kings, la Mafia Mexicana, los Sureños, la MS-13, el Wet Back Power, los Vaqueros de Sinaloa, los Tangos del Oeste de Texas, trabajaban para el Cártel del Pacífico. Los Negros, la Mafia Mexicana de Arizona y los Hermanos de la Frontera para el Cartel del Golfo, al igual que Los Hermanos Pistoleros Latinos, el Partido Revolucionario Mexicano, Raza Unida y Texas Chicano Brotherhood.
La Mafia Mexicana, los Sureños y los Hermanos de la Frontera (sección California) operaron para la organización de los hermanos Arellano Félix.
Con Los Zetas, Barrio Azteca, Los Hermanos Pistoleros Latinos, Mexikanemi, MS-13, Texas Syndicate (US PERSON) y Los Bandidos.
La Familia Michoacana, con los servicios de los Sureños, la MS-13, los Tangos del Oeste de Texas y la Mafia Mexicana.
Cuando Vicente Carrillo Fuentes lo encabezaba, el Cartel de Juárez operaba en Estados Unidos con la distribución de Los Hermanos Pistoleros Latinos, Barrio Azteca, New Mexico Syndicate y Los Carnales.
Esto demuestra que la nueva tendencia en materia de drogas sintéticas; puede resumirse bajo el lema:
«Everywhere, Everything, Everyone».
Porque las Drogas no solo afectan a la salud pública; generan mayores niveles de criminalidad, violencia y corrupción.
Algunos acontecimientos a escala internacional; también tienen el potencial de influir en las tendencias de las drogas que observamos en México y en los Estados Unidos.
Con todas las drogas sintéticas que existen, junto con la forma en que se mezclan, el usuario nunca sabrá lo que realmente está comprando y consumiendo.
En Europa; por ejemplo, además de detectar laboratorios de droga sintética, se ha producido un aumento en la detección de laboratorios secundarios de procesamiento de cocaína, lo que indica que los grupos de tráfico, están empleando métodos más innovadores para abastecer el mercado europeo por lo que es entendible que aumente la incidencia en los delitos por consumo o posesión de cocaína, en virtud de que en conjunto, todos estos indicadores, apuntan a que la disponibilidad y el consumo de cocaína siguen siendo muy elevado en Europa y esto es gracias a las alianzas de carteles latinoamericanosy europeos.
Asi; los cárteles mexicanos y latinoamericanos, no son un solo actor como se ve; ya que tienen muchos socios, estadounidenses, canadienses, europeos árabes, asiáticos y africanos.
Si son atacados todos ellos militarmente por parte de Estados Unidos, podrían evitar la confrontación directa, aceptando pérdidas temporales y anticipando que Estados Unidos no sostendrá una campaña prolongada.
O bien; todos estos delincuentes asociados con los criminales estadounidenses, podrían responder violentamente, explotando las vulnerabilidades estadounidenses, tanto en Estados Unidos como se ha hecho en México, y en otras partes del mundo.
La situación es compleja y Estados Unidos debe estar preparado para posibles contraataques (narcoterrorismo en suelo estadounidense).
Recordemos que el gobierno mexicano y colombiano, en las campañas gubernamentales anteriores contra los cárteles, provocaron un aumento vertiginoso de la violencia criminal, y ese mismo caos, podría replicarse en el territorio de los Estados Unidos y tener graves implicaciones para la seguridad nacional estadounidense.
Luego entonces; Estados Unidos necesita un “Equipo Rojo” para examinar diversos escenarios.
El problema está empeorando en varios aspectos; por la introducción de drogas sintéticas como el fentanilo y psicoestimulantes como la metanfetamina que se correlaciona con un marcado aumento en el consumo (Pruebas aleatorias muestran que el consumo de fentanilo en Estados Unidos se duplicó entre 2020 y 2024 Ray A. Smith, “Pruebas sorpresa señalan el uso de fentanilo en el trabajo”, Wall Street Journal , 4 de septiembre de 2025).
Las drogas sintéticas no requieren cultivos; son más fáciles y baratas de fabricar, más fáciles de contrabandear, fáciles de usar y ofrecen una potencia extrema.
Las Nuevas Sustancias Psicoactivas (NSP); representan el aumento de las muertes por sobredosis de drogas, aunque estas han disminuido recientemente y aportan mayores ganancias a los cárteles, que utilizan para expandir su control del contrabando de drogas en todo el mundo.
Esto representa una amenaza para la comunidad internacional, por lo que la urgencia del problema no puede ignorarse.
¿Cómo desmantelar el tráfico ilícito de drogas y romper el creciente poder político y el alcance global de las organizaciones criminales que lo controlan; sin empeorar el problema?
Desde luego se requiere un replanteamiento estratégico; porque la magnitud del problema exige la movilización de muchos recursos para respaldar una estrategia sostenible y requerirá un esfuerzo de todos los gobierno de los países afectados.
La destrucción de laboratorios de fentanilo, el aseguramiento de toneladas de drogas o la captura o muerte de uno o varios líderes de un cártel, neutralizando algunas células o pandillas, tanto en suelo mexicano, como estadounidense, no podrá lograr resultados significativos, pero si podría desencadenar una secuencia de eventos, incluyendo contraataques, que obligarían a Estados Unidos a tomar nuevas medidas.
Una preparación adecuada requerirá una evaluación exhaustiva de las capacidades, vulnerabilidades y posibles acciones de ambas partes en lo que sin duda será un conflicto asimétrico, en este caso, dicho conflicto es aún más complejo porque los cárteles no son un solo actor, sino un conjunto de actores independientes que pueden seguir diferentes estrategias.
Las decisiones que toman los líderes de los cárteles, sus lugartenientes si el líder es asesinado o capturado, o las de otros cárteles que buscan explotar la situación para expandir sus imperios, son menos predecibles. Si sufren un ataque una o dos veces, los cárteles podrían atrincherarse y evitar la provocación, pero la certeza al respecto es menor. Ante la continua acción estadounidense, como la campaña de 52 días contra los hutíes, aumenta la probabilidad de una respuesta violenta.
Es necesario identificar y prepararse para las contramedidas que los cárteles podrían tomar en México, y potencialmente en Estados Unidos; anticipar sorpresas; y considerar cómo Estados Unidos podría responder.
La evaluación también debe considerar cómo actores hostiles externos pueden explotar el conflicto para desviar a Estados Unidos hacia un conflicto que distraiga y debilite, impidiéndole responder a los desafíos en otros lugares.
Por lo que surgen las siguientes interrogantes: ¿Cuáles son los objetivos de cualquier acción militar? ¿Cuáles son las opciones? ¿Cómo podrían reaccionar los cárteles? ¿Y cómo podría responder Estados Unidos?
El problema no es solo el flujo de drogas hacia Estados Unidos; los cárteles han adquirido enorme riqueza e influencia no solo en México y Estados Unidos sino en el mundo, y han expandido su control sobre la distribución de drogas en el territorio estadounidense, eliminando la competencia de sus rivales y tienen amplias relaciones con pandillas y los carteles domésticos estadounidenses, ya en 2011, funcionarios policiales estadounidenses notaron que los cárteles de la droga mexicanos habían establecido presencia en 230 ciudades estadounidenses para distribuir drogas.
Un mapa de 2023 preparado por la Agencia Antidrogas de Estados Unidos mostró una presencia en los Estados Unidos, en particular del Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), lo que ha creado una poderosa empresa criminal y, al igual que en México, los cárteles podrían usar su base económica para apoderarse de otras actividades criminales y negocios legítimos, y aumentar su influencia política en Estados Unidos.
Comprender el contexto histórico y político es fundamental para formular cualquier estrategia, toda vez que mientras los cárteles puedan operar como empresas criminales rentables, van a tener pocos incentivos para que se arriesguen a participar con grupos terroristas extranjeros o complots terroristas domésticos en Estados Unidos, pero una acción militar directa de Estados Unidos, podría alterar ese cálculo, y no se puede descartar la posibilidad de una futura cooperación entre terroristas y organizaciones criminales transnacionales para contratacara a las autoridades estadunidenses y ciudadanos de Estados Unidos en su propio territorio o en el extranjero.
Cualquier apreciación exhaustiva de la situación debe incluir el conocimiento del terreno donde se desarrollará la operación, toda vez que en los conflictos contemporáneos, donde las percepciones son tan importantes como la batalla física, el empleo de la fuerza militar debe ir acompañado de operaciones psicológicas efectivas, o lo que ahora se denomina guerra cognitiva y esto requiere una comprensión profunda del terreno social y político, así como del terreno físico, en virtud de que la historia no es un tema secundario, este factor es elemental ya que moldeará el campo de batalla.
Con las recientes acciones del gobierno de los Estados Unidos nos llegan a la mente varias preguntas: ¿Estados Unidos centrará sus esfuerzos en un solo cártel o atacará a todos de forma oportunista? Si todos son atacados, ¿cuál será la secuencia? ¿Bastarán los ataques con misiles y drones, o deben desplegarse fuerzas estadounidenses sobre el terreno? Ante la acción militar estadounidense en contra de los carteles extranjeros y doméstico ¿Cuáles serán las posibles acciones de respuesta de estos grupos clasificados como narcoterroristas?
Esto dependerá en gran medida de la magnitud y duración de las operaciones estadounidenses.
Los cárteles son organizaciones criminales que ejercen el poder mediante el soborno y la violencia y se comportan como terroristas, pero no son organizaciones militares y carecen de la capacidad y la experiencia para defenderse en una contienda militar tradicional.
Sin embargo, eso no significa que, si se enfrentan a una acción militar continua y una amenaza existencial a su existencia, por lo que ante una acción militar estadounidense, no es probable que se retiren ya que intentarán protegerse a sí mismos y a sus operaciones comerciales, y buscarán maneras de contrarrestar (o sobrevivir) las operaciones militares estadounidenses.
Algunos podrían optar por medidas puramente defensivas, atrincherándose, dispersando y ocultando sus instalaciones, y adoptando medidas de seguridad para proteger a sus líderes.
Los carteles mexicanos por ejemplo; tienen experiencia en la excavación de túneles y han recibido asesoramiento técnico de Hamás, por lo que podrían, literalmente, operar bajo tierra y podrían hacer lo mismo que hace Hamás para reubicar sus instalaciones, ubicándolas en zonas urbanas, junto a escuelas u hospitales, donde el uso de misiles podría causar numerosas bajas civiles y también podrían usar señuelos y desinformación para provocar ataques estadounidenses contra objetivos puramente civiles.
No se debe descartar la posibilidad de que un cártel, a cambio de inmunidad, acepte proporcionar inteligencia sobre sus rivales u otra asistencia, aunque Estados Unidos tendrá que tener cuidado con la desinformación y las trampas que causan un desastre embarazoso como por ejemplo, bombardear una fiesta popular o familiar, en lugar de una conferencia de capos de la droga.
El soborno y la corrupción de funcionarios y soldados estadounidenses también son posibles, como también lo es que el crimen organizado trasnacional está conectado a una vasta red de distribución y ventas del submundo en Estados Unidos y esto podría convertirse en una fuente de agentes criminales en territorio estadounidense y el equivalente a los sicarios en Estados Unidos, podría tener como blanco a personal militar estadounidense, a las familias de comandantes estadounidenses o a personal militar, civil, político, comercial y de líderes artísticos o empresariales estadounidenses.
También existe la temida (y quizás exagerada) posibilidad de que los cárteles introduzcan terroristas de contrabando en Estados Unidos. La preocupación surge de un complot de 2011 entre agentes iraníes vinculados a la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, uno de los cuales tenía doble nacionalidad iraní y estadounidense, para asesinar al embajador saudí en Washington. El complot se descubrió cuando el iraní intentó reclutar a una fuente encubierta de inteligencia estadounidense que se hizo pasar por socio de un cártel de la droga mexicano.
También es necesario pensar en cómo podría responder Estados Unidos a cualquiera de estas posibles acciones: toma de rehenes, una campaña terrorista, asesinatos, destrucción de propiedad. Una estrategia sofisticada de los cárteles podría ser provocar a Estados Unidos a una escalada insostenible que contradiga los objetivos actuales de su política exterior y distraiga de sus objetivos internos y otras amenazas externas y una forma de anticipar posibles sorpresas y considerar con antelación tanto la escalada como las posibles salidas es mediante juegos estratégicos.
