No existe una solución fácil o rápida al terrorismo en el Sahel. Se requiere un enfoque integral que aborde las causas profundas del conflicto, incluyendo la pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades económicas y la falta de buena gobernanza. Por otro lado es necesario fortalecer las capacidades de las fuerzas de seguridad locales y trabajar con los países de la región para coordinar esfuerzos de seguridad y combatir el terrorismo de manera efectiva.
Las políticas contra el terrorismo en el Sahel han sido objeto de debates y controversias. Algunos argumentan que las políticas militares agresivas y la cooperación con fuerzas extranjeras han empeorado la situación y aumentado la violencia. Otros sostienen que es necesario tomar medidas más duras para combatir el terrorismo y proteger a la población. En general, es importante evaluar de manera constante las políticas y estrategias contra el terrorismo y asegurarse de que sean efectivas.
Tanto Al Qaeda como Daesh, se adaptan a las circunstancias en el Sahel y aunque ambas organizaciones han sufrido derrotas significativas en algunos lugares, también han logrado mantener o ampliar su presencia en otros.
Hay una variable en el aire que es la posibilidad de una fusión de los grupos terroristas del Sahel. Si esto ocurriese, podría aumentar significativamente la magnitud y la gravedad de la amenaza que representan para la seguridad y la estabilidad de la región. Una mayor coordinación y colaboración entre estos grupos podría permitirles acceder a recursos y apoyo adicionales, lo que a su vez podría permitirles intensificar sus operaciones y aumentar su capacidad para causar daño y disrupción.
Otra variable aunque más lejana sería que el terrorismo del Sahel evolucionase hacia un modelo de narcoterrorismo similar al que se encuentra en algunos países americanos. Esto podría tener graves consecuencias para la seguridad y la estabilidad de la región. El narcoterrorismo combina la violencia y la intimidación asociadas con el terrorismo con la producción y el tráfico de drogas ilegales, lo que puede aumentar aún más, la corrupción, la violencia y la inestabilidad en las comunidades afectadas.
Hasta ahora no se ha valorado la posibilidad de que los grupos terroristas en África puedan diversificar sus fuentes de financiación a través de la producción y el tráfico de drogas ilegales, aunque ya hay antecedentes de tránsito por el territorio controlado por ellos.
Hay un ejemplo que los terroristas pueden seguir y es el que ha ocurrido en Afganistán que siendo uno de los mayores productores de opiáceos del mundo, en los últimos años ha cambiado su modelo de negocio hacia la producción de metanfetaminas en el país con destino a Asia y Europa.
Obviamente si se diese el caso el narcoterrorismo afectaría directamente a aquellos países que se enfrentan a conflictos armados, inestabilidad política y económica, y una presencia limitada del Estado en todo su territorio. De llegar el narcoterrorismo africano veríamos:
- Potenciarse la financiación de los grupos terroristas
- Aumento de la inestabilidad y los conflictos armados
- Aumento de los Problemas de seguridad
- Daños en la economía y el desarrollo
Por otro lado, aunque es poco probable que los narcoterroristas venzan a los países legítimos en un sentido convencional de “victoria” en un conflicto armado, el narcoterrorismo puede causar graves daños a la seguridad, la economía y la sociedad de un país.
Desgraciadamente hay países centroamericanos y sudamericanos donde va aumentando el control narcoterrorista por lo que de darse el caso en Africa, tan solo habría que copiar el modelo.
La posibilidad de una colaboración entre los narcoterroristas americanos con los terroristas africanos queda abierta. Aunque es posible que exista colaboración o intercambio de información entre grupos narcoterroristas en América Latina y grupos terroristas en África, es difícil predecir con certeza si esta colaboración llegase a ser tan estrecha como una unión, porque no hay que olvidar que los narcoterroristas y terroristas en algunos casos, pueden encontrar intereses comunes, como la obtención de financiamiento o la adquisición de armamento.
Existen antecedentes de colaboración entre Al Qaeda en el Magreb Islámico y grupos narcoterroristas en la triple frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay. Los informes sugieren que anteriormente los grupos terroristas han utilizado las redes de tráfico de drogas para obtener financiación y adquirir armamento.